Washington cambió de tono y ahora ve el conflicto entre israelíes e iraníes con otros ojos: todas las opciones están sobre la mesa.
"Debemos expandir los esfuerzos para detener y deportar a los extranjeros ilegales en las ciudades más grandes del país", dijo Trump. Traducción: un ataque directo a las ciudades demócratas.
El blanco de Israel no fue solo el programa nuclear de Irán, sino su centro militar y político. El mensaje que mandó es más profundo: debilitar al régimen iraní.
La agencia ha intensificado sus arrestos en cortes de inmigración por todo el país, aprovechando una política de la administración que les permite operar justo al salir las audiencias.
El presidente no oculta su fascinación por los despliegues militares y esta semana ha sido un ejemplo: usar la fuerza como señal de poder.
Obligado o no, el gobierno deberá reactivar los procesos de obtención de permisos de trabajo y viaje para cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos.
Las protestas en la ciudad se salieron de control: más de 50 arrestos, represión y hasta amenazas con arrestar al gobernador. ¿Algo más? Sí, el centro de la ciudad fue declarado como "área de reunión ilegal".
Las detenciones de inmigrantes por parte de la agencia llegaron a los 100,000 mientras mueven la maquinaria para lograr su máximo objetivo: 3,000 arrestos diarios (cueste lo que cueste).
Elon Musk dice que sin él, Trump no estaría donde está. Trump dice que Elon lo decepcionó. Y entre indirectas y reclamos, se acabó el bromance y el final no fue feliz ni parecido al cuento de hadas que nos vendieron.