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El expresidente subió al estrado y no se mordió la lengua para atacar al juez, a la fiscal y a todo aquel que ponga en duda su defensa. También recibió una invitación –no tan– especial a Ucrania. Antony Blinken llegó a Turquía con la guerra de Gaza aumentando las tensiones.

Caos al estrado

Simplemente Trump es que el expresidente suba al estrado en Nueva York para testificar en el juicio civil que lo acusa a él y a su empresa de cometer fraude. Simplemente Trump es que haya recibido advertencias del juez de primera instancia por hacer declaraciones políticas y no responder directamente a las preguntas que le hicieron. Simplemente Trump es que perdiera los papeles durante las cuatro horas que duró su testimonio. Sí, lo de hoy fue simplemente Trump.

El caso involucra una demanda de $250 millones presentada por la fiscal general de Nueva York, Letitia James, quien aseguró que Trump y sus hijos inflaron intencionalmente el valor de sus activos para asegurar mejores condiciones financieras. “Esto no es una manifestación política, es una sala de audiencias”, terminó diciéndole el juez de la Corte Suprema de Nueva York, Arthur Engoron.

“Fraude, corrupto, racista”. Los abogados de la fiscalía general interrogaron a Trump sobre los valores que ha reclamado para Mar-a-Lago, una de sus propiedades más destacadas, pero de menor importancia para su negocio.

• Trump perdió repetidamente los estribos e increpó a Engoron una, y otra, y otra vez. "Es algo terrible que has hecho. No sabes nada de mí", dijo el exmandatario al juez durante uno de sus ataques verbales. "Tú crees en esa político corrupta de allá atrás", agregó mirando a James, a quien antes de comparecer había tildado de “racista”.

• Trump se refirió al club privado en Palm Beach, Florida, como la “Casa Blanca de Invierno” y dijo en su testimonio que fija su valor entre $1.000 y $1.500 millones. Esto sigue su declaración en el caso de una declaración de abril, según una transcripción presentada ante el tribunal.

• Las pruebas presentadas por la oficina de la fiscal revelan numerosos vacíos en los métodos de la Organización Trump para llegar a dicha valoración, entre ellos que la empresa ignoró las muchas restricciones para el desarrollo de la propiedad que Trump había acordado. Y en su lugar trató a la propiedad “como un terreno residencial grande y sin restricciones que podría valorarse por acre y venderse de esa manera, como si pudiera subdividirse”.

• Como puede explicar cualquier promotor inmobiliario, recibir aprobaciones para nuevas construcciones (particularmente en propiedades históricamente significativas como Mar-a-Lago) puede ser extremadamente costoso y llevar mucho tiempo, costos que el estado financiero de Trump no menciona.

• Cambiar la propiedad de un club a un desarrollo inmobiliario residencial conllevaría enormes implicaciones fiscales, que las declaraciones también ignoran. De todos modos, esos esfuerzos a menudo fracasan. Pero en el tribunal, Trump insistió, sin pruebas, en que su familia podría simplemente cambiar la propiedad de un club a un desarrollo residencial en algún momento si así lo quisieran. Total, es simplemente Trump.

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